El segundo mandato de Donald Trump en la Casa Blanca ha estado marcado por una caída significativa en su popularidad y una gestión cuestionada en múltiples frentes, lo que refleja un mal gobierno que ha generado descontento tanto en la opinión pública estadounidense como en la comunidad internacional.
A pesar de que Trump mantiene un respaldo relativamente sólido en temas específicos como la seguridad fronteriza y la inmigración —con un 56% y 50% de aprobación respectivamente en estas áreas según encuestas recientes—, su índice general de aprobación se sitúa por debajo del 50%, con un 46% de aprobación frente a un 54% de desaprobación, según datos de la Facultad de Derecho de Marquette y Reuters.
Este contraste evidencia que, aunque su base republicana sigue apoyándolo firmemente, la mayoría del país desaprueba su gestión.
Uno de los aspectos más criticados es su manejo económico. La inflación y el costo de vida son los temas que más preocupan a los estadounidenses, y la administración Trump recibe un rechazo del 66% en estos rubros, con un 63% que desaprueba sus políticas arancelarias, consideradas perjudiciales para la economía nacional. Este malestar económico se traduce en una percepción negativa generalizada: el 58% de los encuestados cree que el país va por mal camino y solo el 32% considera que la situación económica es buena o excelente.
En materia de derechos humanos y políticas migratorias, las medidas de Trump han sido objeto de fuertes críticas. La suspensión del programa de admisión de refugiados y las redadas masivas han generado una crisis humanitaria en la frontera, además de un rechazo creciente entre la población. Encuestas recientes muestran que solo el 49% aprueba sus políticas migratorias, una caída considerable desde el 59% registrado al inicio de su mandato, y el 55% opina que las redadas han ido demasiado lejos.
