El diputado David Martínez Gowman, integrante de la Septuagésima Sexta Legislatura del Congreso del Estado de Michoacán, ha puesto sobre la mesa una iniciativa que busca marcar un antes y un después en la vida parlamentaria local: la creación de un Código de Ética para regular la conducta y los procedimientos de quienes integran el Poder Legislativo. En un contexto donde la desconfianza ciudadana hacia las instituciones es palpable, la propuesta apunta a reconstruir la confianza desde la raíz: la ética pública.
Por qué Michoacán necesita un Código de Ética legislativo
La ausencia de una norma específica que regule la ética y el comportamiento de los diputados locales es una deuda histórica. Como bien señala el dicho: “Donde no hay ley, no hay delito, pero tampoco justicia”. Actualmente, las y los legisladores michoacanos operan sin un marco claro que defina qué se espera de ellos más allá de lo estrictamente legal. Esto abre la puerta a ambigüedades, malentendidos y, en el peor de los casos, a prácticas que erosionan la credibilidad de la institución.
Martínez Gowman subraya que servir en el Congreso no es un privilegio, sino una vocación de servicio que exige preparación, sensibilidad y, sobre todo, ética. La iniciativa busca que el ejercicio legislativo se rija por principios como la transparencia, la integridad, el respeto a la libertad de expresión y la rendición de cuentas.
¿Qué propone el Código de Ética para el Congreso de Michoacán?
La iniciativa presentada por el diputado por Zamora plantea:
- Establecer principios y valores claros para el desempeño de las y los diputados.
- Definir directrices de conducta que vayan más allá de lo establecido en la ley general.
- Crear mecanismos de autorregulación que permitan sancionar conductas indebidas sin necesida
